Se encontraba la muerte sentada al lado de un viejillo en el banco. Juntos se descojonaban de las palomas. Que si una tenía una pata torcida, que otra tenía una mancha a lo Gorbachev, que si míralas que ansiosas. La típica conversación de banco en parque.
De pronto, la muerte dejó de bromear y se puso seria. El viejecillo la miró y le dijo: "si tienes que hacerlo, hazlo. Ya lo hemos hablado antes".
Un corredor de parque, enmayado en sus licras, pasó acelerado por su lado. La muerte agitó su guadaña e, instantáneamente después, la cabeza del joven corredor se fue haciendo la croqueta por una cuesta.
La muerte palmeó la mano del viejo.
Adiós
Hace 2 años