sábado, 28 de julio de 2012

El último también cuenta

Seguro que tú recuerdas el primer beso.
Yo recuerdo el último.
Quién nos/me iba a decir que iba a ser el último.
Y total, ¿para qué?
Tendría que haber hecho un nudo con nuestras lenguas para que no te fueras.
Ahora mi boca está seca.
Mi saliva no es completa sin la tuya.
Desde entonces, el cauce de mis venas no conduce sino aire.
Mis arterias han dejado de ser rojas y se han marchitado.
Azules como venas, permanecen inútiles dentro de la carcasa seca que soy.
Para qué las quiero si mi músculo central ya no bombea.
Para qué quiero mis manos si no te puedo tocar.
Para qué quiero los brazos si ya no te abrazan.
Y para qué quiero lengua si no puede encontrar refugio en tu boca.
Ahora el remordimiento me come.
Desaproveché la última oportunidad que me diste.
La última. La recuerdo.
La última también valía.

viernes, 20 de julio de 2012

Perdido

La tierra mojada crujía bajo sus pies. Mientras, caminaba entre las lápidas del viejo cementerio en su vuelta a casa después de haber ido a visitar la que le correspondía a su ex-amante. La aguda canción de los grillos acompañaba al caminante en su triste y mortecino recorrido.
De pronto reparó. Un pájaro como nunca hubiese visto otro. Una lechuza, apoyada, vigilante, relucía el claro azul, degradado a blanco en algunas partes, de la luna. Cuando sus miradas se encontraron ella ululó. Y él se paró en seco. Aturdido. Embelesado. Sonámbulo, emprendió la marcha tras la lechuza que comenzó a avanzar en vuelos cortos. Laberínticamente le conducía por los caminos reblandecidos. La perdió de vista. Se quedó quieto, esperando que apareciese por detrás de alguna lápida. Nada. Repentinamente, una frágil brisa susurró su nombre con una voz hechizante. Dio media vuelta y vio a una joven, vestida en puro blanco. Su pelo vestía en tonos azulados. Comenzó a seguirla al igual que hiciere con la lechuza.
Ella le dirigió por el mar de losas ancladas al suelo. Alcanzó una cripta y entró por la puerta entornada. Él se detuvo un instante. Retomó la fascinada persecución. También entró por la puerta y descendió la serie de interminables escalones de piedra cubiertos por una suave y fina capa de musgo. Tras él, la puerta se cerró. Para siempre. Jamás se volvió a tener noticias del joven.

Hay un hueco

Te abrazo y sólo cojo aire.
Cojo aire y huele a vacío.
Vacío mi cabeza pero ahí sigues.
Ahí sigues sin estar.
Sin estar sereno te escribo.
Te escribo pero no sirve para nada.
Para nada pienses que voy detrás de ti.
Detrás de ti voy a estar toda mi vida.
Voy a estar toda mi vida sin encontrarte
en ninguna otra.
En ninguna otra vida voy a evitar volver
a vivirte.
Vivir te hace pensar en lo que no quieres.
¿Lo que no quieres es volver?
Es volver a quererme.

Hay un vacío en todo esto.
Todo esto está vacío.
Hay un hueco en todo esto.
Y todo esto está hueco.

?Cómo te sientes ¿ II

Ceniza que el porro echa fuera.
Guitarra desafinada.
Bolsa de té usada.
Cerdo en su San Martín.
Cero a la derecha en la parte decimal.
Lengua muerta.
Palabra en desuso.
Derecho humano.
Chusta que no se quiere.
Regular o como poco mal.