lunes, 30 de julio de 2018

Aprovechando la vida.

Llegaba a casa después de haber estado desde que amanecía hasta que anochecía en la mazmorra de trabajos forzados legales donde, gracias a su buena formación como ingeniero, tenía la fortuna de poder disfrutar todos y cada uno de los días de su puta vida. Se cruzó con un perro y se miraron intensamente a los ojos. Y el perro le dijo: "Tío, aprovecha tú que puedes, que cada año de mi vida son como siete tuyos y no me va a dar tiempo a hacer todo lo que quiero". Él continuó andando extrañado. Cada año del perro eran como siete de un humano, eso era cierto según la sabiduría popular, lo cual significaba que los perros vivían unas siete veces menos tiempo. Sin embargo, pensó, él aprovechaba su vida, es más, vivía, como si siete años de su vida fuesen uno. ¿Eso significaba que al final, aunque biológicamente fuese más longevo que un perro, iba a vivir, teniendo en cuenta el aprovechamiento del tiempo, lo mismo que uno de ellos? Dio gracias por tener un trabajo y un techo, cenó un sandwich para tardar poco y se fue dormir con una sonrisa, sabiendo que mañana sería igual.

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