miércoles, 19 de marzo de 2014

Cuestión de velcro.

Ojalá vistiésemos velcro para que este abrazo durase siempre.

Dejarlo estar.

Es mejor no hacer. No comportarte. Y sobre todo no expresarte. Lo único que se consigue haciéndolo es alejar lo que quieres.

viernes, 14 de marzo de 2014

Miércoles de ceniza.

Si se estilase comer mierda en salazón, la tragaríais como quien sufre un orgasmo. Si al año eso pasase de moda, y la nueva moda fuese llevar gafas y tubo, lo vestiríais como quien tragaba mierda en salazón un año atrás. Concluyo: idiotas sois  y en idiotas os convertiréis.

Quemado.

Qué razón tenía aquel que dijo por primera vez: iros todos a tomar por culo.

miércoles, 12 de marzo de 2014

Revolución.

Los y las sirvientas sacudían diligentemente el polvo con sus plumeros. Sin piedad limpiaban los muebles y las estanterías. Sacudían indiferentes a las débiles motas de polvo haciéndolas desaparecer. Hasta que un día, hartas de tanto vapuleo descontrolado e injusto, todas las motas de polvo se pusieron de acuerdo y cayeron a la vez. La incapaz servidumbre se veía desbordada ante tantas motas juntas. Impotentes sacudían sus herramientas de trabajo, pero por más que limpiaban, una nueva capa de polvo cubría instantáneamente lo limpiado. Sus fosas nasales se llenaban. Sus pies estaban cubiertos. Sus varitas limpiadoras estaban saturadas. Uno a uno fueron cayendo. Los amos de la casa entraron en cólera por su  incapacidad. Cruelmente los reprendían sin tener en cuenta el buen servicio que les habían ofrecido a lo largo de tantos años. Feroz e imparable, el polvo avanzaba cada vez más. Los amos cada vez estaban más amedrentados. Y lo que, en un principio, parecía inofensivo e inocuo, era ahora ominoso, amenazante y poderoso. Finalmente todos cayeron ahogados, y por fin, aquellas motas de polvo pudieron descansar en paz.

martes, 11 de marzo de 2014

Locura.

Si para ser un genio hay que estar loco, Rajoy debería encontrarse, al menos, por delante de Hume.

Últimamente VII. Romanticismo o no romanticismo.

"Pues que te regalen flores no es tan bonito ni trascendente", digo yo. Y responden: "Jo, es que no eres nada romántico". Claro, se te queda cara de lemur atento. Otra, alguien dice: "Pues hoy plan romántico, cenita en un restaurante con flores en la mesa en una terracita y después cine y después...". Y yo mentalmente les digo: "Y después os vais a tomar por culo con vuestros diminutivos de mierda", y realmente les digo: "Pues no me parece tan romántico, además está muy visto". Respuesta: "Tú como no tienes novia. Pues así muy mal". Se te vacía el cerebro y se te quitan las ganas de seguir viviendo rodeado de seres humanos. Te dan ganas de meterte a anacoreta. La gente confunde romanticismo con pastel, con baboseo, con la putrefacción melosa de lo que llaman amor. Si los verdaderos actores del romanticismo, aquellos que no tenían inconveniente en truncar sus vidas por un desengaño, por una adversidad, aquellos que oscurecían su entorno con sólo sacar una pluma y un papel, aquellos que te arrancaban la felicidad y te regaban con lágrimas cuando un instrumento representaba sus piezas, creo que bramarían ante tal degeneración de tan triste movimiento histórico. Es como si Jesucristo supiese lo que han hecho con su teoría y su ética. De hecho, ya lo dijo Oscar Wilde, Jesucristo fue el primer romántico de la historia. Pero qué se le va a hacer, últimamente como la tendencia mayoritaria a las ideas preconcebidas, de mierda y a los comportamientos subnormaloides es la que predomina y, por ser mayoritaria, les hace fuertes entre ellos sin darse cuenta de que en su cráneo hay mucho hueco, habrá que desarrollar una gran capacidad de abstracción y evitar por todos los medios intentar sacarles de su absurdez mentalmente suicida.
Así que os jodéis, porque no voy a hacer el más mínimo esfuerzo por achicar la bazofia de vuestros cerebros.

domingo, 2 de marzo de 2014

Matando el amor

Los ojos no cabían en las cavidades cóncavas que siempre los habían sujetado. Las lágrimas fluían en pequeños surcos que se introducían impertinentes en las comisuras de la boca.
El pulso era convulso. De su nariz húmeda brotaba el líquido acuoso. Sus labios separados se unían por la mucosidad de la saliva enfermizamente ansiosa. Su puño se cerraba fuerte aferrando el mango. El velo negro de la locura cegó su mirada. Levantó tembloroso el cuchillo. Amenazante. Deciso. Decidido. Lleno de rabia y dolor descendió el arma. Ella se cubrió con el brazo. Ningún corte la alcanzó. Cuando se descubrió los ojos le vio. Agarraba su vientre sangrante mientras lloraba. Lloraba. No por el dolor de la herida que se acababa de abrir. Abrió la boca para decir algo, pero no dijo nada. Se fue. Se fue silencioso. Sin decirle lo que la había querido decir. Se fue sin no odiarla y se fue sin decirle que sabía de su traición.  Se fue sin reprenderla y sin despreciarla. Se fue dejando su cadáver como muestra del mal que había recibido. Ese fue su último regalo, su cadáver.

No quiero ser como soy.

No quiero ser como soy si no soy capaz de dejarte ver lo que te quiero.
Si no puedo darte un beso.
Si no soy capaz ni de cogerte la mano.
Si no puedo mirarte a los ojos para memorizarlos.
Si me tengo que volver a casa pensando en lo imbécil que soy.
Si mi timidez gana.
Si mi boca solo se abre para hablarte.
Si tu saliva se queda en tu boca.
Si me voy sin haberte acariciado aposta y no por accidente.
No quiero ser como soy si no soy capaz de evitar que nuestra quedada termine con dos besos en las mejillas.
No quiero ser como soy si no soy capaz de disfrutar cada microunidad de medida del poquísimo tiempo que estoy contigo como si fuese la última.
No quiero ser como soy si tú no eres como eres.
No quiero ser como soy si sigo siendo así.
Y no quiero ser como soy si la próxima vez que te vea no soy como soy cuando te beso.