miércoles, 21 de agosto de 2013

Un problema de clases.

Ella pertenecía a un mundo diferente. Era de otra clase. Un salto socialmente insalvable y repudiable. Sin embargo, cada vez que estaba con ella, cada vez que la acariciaba, se le olvidaba. Cada vez que su oscura piel le tocaba saturaba todos sus sentidos hasta alcanzar casi el umbral de inconsciencia. Venció el tiempo y supo que había llegado el  momento de irse. Se vistió. La necesidad de que llegara el siguiente encuentro le estrangulaba el cardias. Instintivamente dejó el dinero sobre la mesilla y salió.

lunes, 19 de agosto de 2013

El escondite de la felicidad.

Nadie se había fijado en ella para bien. Solamente miradas burlonas. Ninguna con deseo. Nadie la acompañaba nunca. Nadie quería robarle su soledad. Aquélla en la que había macerado su vida. No importaba. En su imaginación podía inventar. Abrió el cajón. Sacó dos pilas. Y al instante hizo salir de su escondite a la felicidad.

viernes, 9 de agosto de 2013

Amor drogadicto.

La miró vidriosamente desde su impotencia. Desde su bienestar. La sonrió. El aire aprovechó para colarse por los huecos prematuros de su dentadura. Ella le devolvió la sonrisa vidriosa mientras proveía su torrente sanguíneo. Pronto sus ojos se cerraron, pero su sonrisa permanecía. Desde su rincón dejó de percibir sus latidos. La siguió mirando y, sin perder su sonrisa, sus pupilas se despidieron de ella.

miércoles, 7 de agosto de 2013

El hechizo.

La luz de una vela alumbraba la oscuridad. Una pluma entintada rasgaba el silencio. La respiración queda. Sus labios pronunciaban en silencio la secuencia de caracteres que iba caligrafiando en el papel. Impregnó el manuscrito en sangre. Lo acercó a la llama de la vela y permitió que ardiese. Entre las cenizas, los símbolos quedaron resplandecientes. Uno a uno se fueron evaporando con un destello plateado. En algún lugar de la inmensa biblioteca, un libro ancestral añadía una página a su índice. Una página de poderes impíos que serían de utilidad a aquel que guardase auténtico dolor en los rincones de su esencia.

martes, 6 de agosto de 2013

Killswitch Engage.

Desgarraba sus cuerdas vocales contra el micrófono. Una sucesión de notas distorsionadas concordantes le daban la razón a cada golpe de púa. Haciendo nimias las dificultades de los técnicos de sonido, aplastaba el aire contra el suelo con la contundencia del conjunto. Invocó la energía de las gentes. Absorbió el sopor. Y se fue tan agradecido como agradecimiento recibió.