lunes, 29 de abril de 2013

Invocación.

Se sentó sobre la banqueta y comenzó a deslizar sus dedos sobre las teclas del órgano. Siniestras armonías brotaban desde las profundidades de los infinitos tubos. Notas tétricas componían la trágica melodía que hacía resonar los huesos de los difuntos en sus tumbas. Ese diabólico instrumento era el único ser capaz de hacerle llorar. Ese era su castigo y su deleite. Ninguna lágrima se derramaría desde sus ojos inspirada por un sentimiento. Solamente la lúgubre perfección de su destreza sobre el instrumento le permitiría llorar. Pero él quería hacerlo. Bullían sus lagrimales. Pero no podía llorarla por sí mismo. Así que decidió invocar su llanto como había sido condenado a hacerlo. Se odió por no poder llorar movido por la pesadumbre que ensombrecía su ánimo. Por el luto que envolvía sus ganas. Y ya que no podía dedicarle voluntariamente sus lágrimas decidió no parar de tocar jamás. No parar ni siquiera cuando los calambres en sus dedos le atrofiasen el movimiento. Continuó tocando durante días, semanas y meses. Simplemente continuó tocando.
Se comenta que aún hoy día se escucha, allí donde no quedan más que las ruinas de una antigua iglesia, una triste melodía. Una penosa pieza. Y de fondo, si uno se fija bien, se pueden oír los sollozos de un río de lágrimas fluyendo invisible desde ningún sitio hacia ningún lugar.

viernes, 12 de abril de 2013

Demagogia.

No había punkis. No había gentuza. Había familias con sus hijos pequeños y mayores. Ancianos que recordaban épocas de escasez mejores que la edad de pedrolo de ahora. No había elementos corrosivos dentro de esa manifestación antipacífica. Cada uno portaba en su mano derecha un mangual, mientras que en la izquierda aferraban un anticristo para mandar a sus víctimas directamente al infierno. Había cientos de antidist[CENSURA] desarmados, sin casco, sin escudos, sin botazas. De pronto uno de los ant[CENSURA] alzó una mano en son de paz. Gesto leve que  desencadenó la avalancha. Los temibles ciudadanos, hartos de recibir hostias, dieron rienda suelta a su ira y cargaron. Los cientos de an[CENSURA] se vieron rodeados y sobrepasados en fuerza y número. El final de la historia es mentira, como todo lo demás. Igual suena a demagogia, sí, pero habría sido tan bonito.

Crítica desagradable.

Me duele hablar de "La Gente" para generalizar una crítica sabiendo que eres mi amigo y estás incluido en ella.

Fétida misantropía.

Me desagradáis profundamente a estas horas. Y espero que yo a vosotros también. Zombies trajeados. Expresiones infrahumanas indelebles. Altivas enfundadas en medias oscuras. Altivas ya tan temprano. Caras subevolucionadas. Dignos de desprecio titánico. ¡No me toques! Esquívame, no nos rocemos. Me provocáis tanto desabrimiento que no sois merecedores de mi fetidez. Bueno no. Aquí lo suelto para aquel que involuntariamente quiera respirarlo.

domingo, 7 de abril de 2013

Marivampiros, Diablerie y esas cosas.

Vampiros metrosexuales. Vampiros atormentados con ojeras y labios pintados de rojísimo. !¿Vampiros que brillan con el sol?!  No podía permitirlo más. Se enfundó en su capa negra. Sonrió, o eso parecía, dejando que la no luz le deslumbrase los colmillos y salió de su cripta. Esta noche iba a cenar... Marivampiros.

¡Friqui!

¡¿Friqui?! Anda que si pudiese invocar a Yog Sothoth, le ibas a llamar friqui a la marrana de tu madre.

¡Maldición!

La besó y se convirtió en una hermosa princesa. ¡Maldición! Qué iba a hacer ahora un sapo hecho y derecho en celo como él, con una remilgada y presumida rubia como ella.

Una idea II.

Ablanda. Desmenuza. Cubre de tabaco y arrópalo con la sabanilla de arroz. Ponle un filtro. Enróllalo, pero no te entretengas mucho en ello, que no es para exposición. Deja a Justin Hinds y los Dominoes que te acompañen de fondo. Tranqui, no te piden nada a cambio. Enciéndelo.
Y a disfrutar.

La vida sigue II.

Puso la uno. 7 muertos y 17 heridos sin contar el suicida.
Puso antena tres. Irán, China, los Estados Unidos de Imbécilandia, Grecorroma, Sodoma, la Atlántida, la ciudad hundida de R'Lyeh y algún pueblucho más se encontraban tensos y querían montar una guerrucha con sus miniaturas humanas.
Puso telemadrid por accidente, pero en cuanto escuchó la primera sandez se dio cuenta de su error y cambió.
La sexta, Bárcenas, su puta madre y la puta de la puta de la madre que parió a su bisabuelo por parte de tataratío seguían robando. Bueno, mientras fuera dentro de la tele...
Se encendió el enrollado canuto de tabaco y de felicidad y concluyó sentado en el sillón. Aunque quisiese, no podría hacer nada por mejorar tales desórdenes, así que se dejó inundar de aturdimiento aromático.

Cansado.

Mañana no me despiertes para nada que no sea dormir.